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Crónicas de San Pedro Alcántara - T02-P23

Crónicas de San Pedro Alcántara - T02-P23: Los comienzos de la Feria de San Pedro Alcántara, 06 Junio 2022

Descripción

Desde su creación como colonia agrícola, no hay ningún evento social comparable en San Pedro Alcántara que su Feria. Aun cuando solo duraba uno o dos días, muy buena organización e, incluso, el uso de última tecnología a niveles de las grandes capitales de la época, hizo de nuestro pueblo un lugar que visitar por nuestros vecinos, a la que era última festividad del año, el 19 de octubre.

Hablamos en este nuevo capítulo de "Los comienzos de la Feria de San Pedro Alcántara".

Texto:

En los primeros tiempos de la colonia, en la época del marqués del Duero, el día del patrón era uno de los pocos días festivos, algo que disfrutarían los trabajadores del campo y de la fábrica, sometidos a un intenso calendario laboral.

A pesar de que sabemos de la existencia de una cofradía dedicada al culto del santo, según un documento de 1870, no sería hasta muchos años después cuando conocemos las actividades desarrolladas a través de un programa de feria.

Se trata de las fiestas de 1896, celebradas durante dos días. El 19 de octubre, después de la misa la imagen del patrono recorrió varias calles del pueblo. Por la tarde tuvo lugar una capea y se toreó un novillo, para terminar el día con baile en la plaza, iluminada a la veneciana (farolillos con un quinqué interior). Al día siguiente destacaban las carreras de cintas en burro, una cucaña, juegos infantiles, mientras que en la playa se efectuó una fiesta que incluía moraga y baile de sociedad en la caseta que servía de almacén, después de ver los fuegos artificiales. Puso fin a estas “grandes fiestas” una retreta interpretada por la banda de música de Marbella.

De 1898 también se conserva un programa impreso, con actividades parecidas a la anterior, mostrando la gran capacidad económica de la Fives Lille, la compañía francesa que invirtió en San Pedro Alcántara. Uno de los puntos novedosos consistió en la proyección de “cuadros disolventes”, lo que ahora llamaríamos diapositivas, antecedente del cine, una actividad que encontramos en las ferias de grandes ciudades, como Málaga o Bilbao, y que causaría la admiración de los sampedreños y de los visitantes de los pueblos cercanos, que siempre acudieron a la cita de la que es la última feria del año en la comarca, que dispuso en esta ocasión de iluminación eléctrica. Paralelo a los eventos festivos, tuvo lugar la inauguración del hospital de la colonia, a la que asistió el obispo de Málaga, cuyo edificio se mantuvo en pie a la entrada del pueblo hasta comienzos de la década de 1980.

Las ferias siguientes son mejor conocidas por la mayor abundancia de documentación impresa y fotográfica. Así disponemos de imágenes de un numeroso y uniformado batallón infantil en la plaza en 1913, recinto que se revestía de forma adecuada para celebrar las corridas de toros.

Aumentaron los días de feria, y durante ellos los sampedreños pudieron disfrutar de actuaciones de cantaoras como la Blanca Estrella y bailarinas como la Sevillanita, en 1919, al igual que funciones de cine y teatro, como en 1922, año que también tuvo lugar una tirada de pichón.

Durante la década de 1920 se creó la banda de música de la colonia, formada por los propios trabajadores, que podemos conocerla, perfectamente dotada de uniformes e instrumentos en una fotografía de 1931. Agrupación musical que también actuaba en pueblos de la comarca.

En las décadas de 1940 y 1950 los días de feria aumentaron a cuatro, siempre en torno al día grande, el 19 de octubre. Con un modesto presupuesto, los ingresos procedían de donativos, una comisión del diez por ciento a las bebidas consumidas en las tabernas y lo cobrado a los feriantes, sin que el Ayuntamiento de Marbella aportara nada… y aún sobraba dinero para el año siguiente.

Las partidas de gastos principales eran los fuegos artificiales, el alumbrado que suministraba la empresa Taillefer y la banda de música, incluido su transporte de ida y vuelta en la camioneta “Pavoni” de Juan Vargas, sin olvidar la gratificación al párroco por los actos religiosos.

El programa, además de la procesión del patrón el día principal, se completaba con el baile público en lo “finito”, un trozo de terreno alisado por cemento en el lateral oriental de la terriza plaza del pueblo, diversión principal, sobre todo para los jóvenes en su ritual de acercamiento intersexual. Los fuegos artificiales y los cohetes proporcionaban luz y sonido a unos días muy esperados, paréntesis en los días de trabajo. Carreras de cintas en bicicleta, carreras de saco o rotura de pucheros, constituían juegos para los sampedreños de menor edad.

En los años siguientes, a partir de la mejora económica que aportó el turismo y la construcción el programa aumentaría, pareciéndose más a los actuales.


Texto del historiador José Luis Casado Bellagarza, adaptado para Radio San Pedro Alcántara, publicado oroginalmente en el Blog rosaverde.com, al cual agradecemos su colaboración. Edición y voz: Manuel Fernández Valdivia.

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