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Crónicas de San Pedro Alcántara - T02-P01

Crónicas de San Pedro Alcántara - T02-P01: La Feria de la Barriada, 03 Enero 2022

Descripción

Estrenamos año y temporada en Crónicas de San Pedro Alcántara, dedicado esta semana a la censura que durante años se ha aplicado a diferentes aspectos de nuestro pueblo por parte de diferentes políticos y administraciones públicas.

Uno de esos casos de censura fue vivido en el año 1952 y, como protagonista, "la Feria de la 'Barriada'".

Como siempre, nuestro agradecimiento a los oyentes que cada día escuchan atentamente nuestros Podcast y se suscriben al programa en las mejores plataformas de streaming para disponer del mismo al momento de su publicación.

Texto:

El repique de campanas y el lanzamiento de cohetes rompían el cotidiano silencio de las calles y los campos cercanos, era la mañana del 18 de octubre de 1952. Anuncio de la feria que comenzaría por la noche, con cabalgata de gigantes y cabezudos, banda de música y la inevitable presencia de autoridades que abrían la velada en el real.

El ritual se repite año tras año y llega hasta nosotros. Sólo algunos detalles del amarillento programa de festejos nos advierten del medio siglo transcurrido: la iluminación que instalaba la compañía eléctrica Taillefer -herederos de aquel ingeniero que trajo de Francia el marqués del Duero para dirigir la granja modelo- o las banderas izadas, la nacional y la del Movimiento, como enseña del partido único.

El 19 de octubre era, y sigue siendo, el día grande, con la procesión del santo Patrón. Así lo recoge el entrañable programa. Otras actividades rozaban lo pecaminoso como los bailes en las casetas, otras eran más saludables como el partido de fútbol entre el Club Deportivo San Pedro y el Club Deportivo Estepona, la carrera ciclista hasta Marbella y regreso, u otros pasatiempos de neto carácter rural, como la carrera de burros con premios en metálico para los jinetes y ración de pienso extraordinario para los cuadrúpedos. Pero la muestra más evidente de los años transcurridos -o quizá no- es la censura que sufrió el programa de festejos de 1952. Se trata de un acto de censura, propio del rígido control ejercido sobre los españoles de los años 50, decenio bisagra entre la larga y penosa postguerra y la apertura que comenzaría con los años 60.

Los trazos de esa censura no han quedado borrados con el tiempo. Pues además del programa oficial, enviado al gobernador civil para su aprobación con el saludo habitual de “Por Dios, España y su Revolución Nacional Sindicalista”, se conserva un borrador con las tachaduras y correcciones impuestas. Uno de los cambios consistió en añadirle la “bendición e inauguración del nuevo Mercado de Abastos”, con asistencia del alcalde y concejales de Marbella, en la jornada principal de las fiestas, el día 19.

Ayer como hoy las inauguraciones forman parte de la propaganda más querida por los políticos y ese día se aseguraban una gran repercusión, por la afluencia de público a la procesión y lo céntrico del lugar, pues el mercado se había construido entre la iglesia y la villa de San Luis. El otro cambio impuesto en el programa, el más significativo por sus connotaciones locales, consistió en tachar la palabra “población” y sustituirla por la de “barriada”. Así la cabalgata recorrería las calles de la Barriada (se utilizan mayúsculas), o los premios de las carreras de cintas serían entregados por distinguidas señoritas, pero de Barriada.

Hasta cuatro veces aparecen las tachaduras emborronando el texto y se impone la palabra barriada. No es una corrección intrascendente, de cambiar una palabra por otra del mismo significado, se trata de reafirmar la dependencia del núcleo sampedreño del ayuntamiento de Marbella. Y que no hubiera duda para los habitantes de la antigua colonia agrícola. Sin embargo, ese mismo año, no hilaban tan fino otros organismos oficiales. Así, la Jefatura de Obras Públicas requería a los ayuntamientos de Marbella, Ronda y San Pedro Alcántara con motivo de establecerse una línea de autobuses entre Marbella y Ronda. Mejora de comunicaciones a la vez que continuaba el control y la represión, en esa dualidad de los años 50, que podemos rastrear en otros episodios. Quizá el más estremecedor de los últimos meses de 1952 fue que dos mujeres sampedreñas, fueron condenadas e ingresadas en el arresto municipal de Marbella durante dos días… el hurto de leña fue su delito.

La denominación de población, o localidad, aunque correctas desde el punto de vista semántico no se podía consentir desde el poder local municipal, y menos durante los festejos, donde el sentimiento de identidad se hace mayor, los vecinos se reconocen como tales, y la pertenencia a una comunidad es más evidente.

Aunque el sampedreño de a pie, aquel obrero del campo -hombre, mujer y niño- lo que buscaba durante los festejos era olvidar la dureza de la realidad y evadirse de la monotonía diaria Y ¡cómo ayudaba! que el Imperial Cinema, durante los festejos de hace medio siglo, proyectase “magníficas superproducciones cinematográficas”. Eran los días más esperados y alegres del año, era su feria, la feria de San Pedro Alcántara, la mejor feria. Así lo sentían, y lo sienten, los vecinos de la población, perdón, de la barriada.

Programa de Feria censurado


Texto original del historiador José Luis Casado Bellagarza, publicado en el Blog rosaverde.com, al cual agradecemos su colaboración. Edición y voz: Manuel Fernández Valdivia.

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