Crónicas de San Pedro Alcántara - T01-P19
Crónicas de San Pedro Alcántara - T01-P19: La Villa de San Luis, el hogar de la señora Clara, 05 Julio 2021
- Programa: Crónicas de San Pedro Alcántara
- Dirección: Manuel Fernández Valdivia
- Control técnico: Manuel Fernández Valdivia
- Web: Crónicas de San Pedro Alcántara
Descripción
Esperamos que sigáis enganchados a la historia de nuestro pueblo. Esta semana, siempre a las 12:00 horas en el streaming de Radio San Pedro Alcántara, dedicamos otro Crónicas de San Pedro Alcántara a "La Villa de San Luis, el hogar de la señora Clara".
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Texto:
En la plaza de la Iglesia se conservan dos edificios de la antigua colonia agrícola de San Pedro Alcántara. Uno de ellos es el templo parroquial, levantado en tiempos del marqués del Duero, que fue abierto al culto en el verano de 1869. El otro, la Villa de San Luis, era la vivienda de la familia Cuadra Raoul, construida en la década de 1880, por lo tanto, de una segunda etapa de la historia sampedreña, cuando residía en ella doña Clara Raoul, marquesa viuda de Guadalmina, con sus hijos.
Pero ¿quién era la señora Clara? Aquella joven de buena posición nacida en Nueva Orleans, que había abandonado su lujosa mansión de París, para llegar a este remoto lugar de la costa andaluza. ¿Cuál había sido su periplo vital?
Comencemos.
Clara Raoul y Albora, era hija de un general francés, nació en la ciudad estadounidense de Nueva Orleans en 1820. En 1844 vivía en Guatemala con su marido, Luis Manuel de Cuadra y González de la Rasilla, un sevillano nueve años mayor, con buenos negocios en ese país, aunque ella no le iba a la zaga en cuanto a bienes patrimoniales, al aportar una elevada dote en su boda, y más tarde una abultada herencia.
Los lugares de nacimiento de los hijos son muy significativos de la trayectoria existencial, y también económica, de la familia Cuadra: el primogénito, Luis Antonio, vio la luz en Guatemala en el año 1847, le siguieron, Mariano en Sevilla (1850) y Alberto en París (1864). De las dos hijas, Clara y Julia, desconocemos esos datos.
En París, la familia residía en una lujosa mansión, y Luis Manuel de Cuadra participaba del amplio flujo comercial y financiero que discurría entre Francia y España, no en vano era representante del marqués de Salamanca, hombre clave de los negocios al más alto nivel, y de la corrupción, en el entramado económico y político de nuestro país. Como banquero, Cuadra participó de un tercio del préstamo de cerca de 8.000.000 de reales (los dos tercios restantes correspondían a Joaquín de la Gándara), al marqués del Duero, quien no pudo afrontar su devolución, por lo cual San Pedro Alcántara pasó a manos de los prestamistas en 1874.
Años después, tras la muerte de Luis Manuel de Cuadra en 1876 (nombrado marqués de Guadalmina en 1875), la familia Cuadra se haría con la participación de Gándara y se trasladó a vivir a la colonia. Tenía invertido mucho dinero y había que controlar el negocio de cerca. Fue entonces cuando la marquesa, viuda de Guadalmina, adquirió un terreno de 12.367 metros cuadrados, según la inscripción registral de 1887, en el lateral norte de la plaza, al lado de la llamada Casa Administración (conocida después con el nombre de Casa Robledano y que fue demolida en 1994). Resulta llamativo que figurara a su nombre la única propiedad particular incluida en el latifundio de más de 3.000 hectáreas. Quizá porque quería asegurarse su tranquilidad, frente a otros inversores ajenos a la familia.
Allí se levantó una casa, mejor dicho, un hogar, para ella y sus hijos. Una construcción alejada del estilo andaluz, y que recuerda al francés, no en vano la cultura original de Clara Raoul era la del país vecino. La vivienda se encuentra exenta por todas sus fachadas, destaca la verticalidad de huecos y ventanas, con el realce de sus marcos. Consta de tres plantas, la baja, la principal y una tercera abuhardillada. La puerta se encuentra en el centro de la planta baja, y se llega a ella a través de una breve escalinata. Encima, un balcón con voladizo se sustenta sobre pilares de hierro fundido. A su alrededor se cultivaban un hermoso jardín y un feraz huerto, rodeado por una tapia con acceso a la plaza a través de una gran reja de hierro.
Desde el balcón de su hogar, la señora Clara podría observar las casitas bajas de las tres calles que componían el pequeño pueblo, más alejados los cañaverales, que llegaban hasta el mar, contraste de verde y azul que le recordarían paisajes de infancia y juventud en Nueva Orleans y Guatemala. A la casa se le llamó Linda Vista, por el sugestivo panorama que se divisaba desde ella, y también Villa de San Luis, alusivo al nombre de su esposo y de su hijo.
Pasado el tiempo, y disgregadas las fincas de la colonia, el Ayuntamiento de Marbella adquirió el inmueble en 1946, en los inicios del proceso de municipalización de los servicios públicos. Se vendió a particulares el terreno circundante, con la oposición de los concejales sampedreños, y el edificio se dedicaría a escuelas, centralita telefónica y oficina municipal. En la actualidad es sede de la Oficina de Distrito de San Pedro Alcántara. Un enclave con un pasado peculiar y relevante.
• Texto original del historiador José Luis Casado Bellagarza, publicado en el Blog rosaverde.com, al cual agradecemos su colaboración.